La Plenitud está en el Eterno Presente y fuera de él todos son juegos pasajeros. Juegos pasajeros que producen dolor, desengaño, lágrimas y todo lo negativo que pudiera venírsele a la mente a aquellos que vivían en la era cristiana, es decir, bajo la influencia de la mentira del tiempo. En el Eterno Presente no hay nada negativo ni positivo, simplemente está lo que es, es lo que está: "To be or not to be, that's the question"; and the real being is always holding and being hold by the Eternal Present (el verdadero ser tiene su perenne presencia -obsérvese la etimología de este término- en el Eterno Presente). El Eterno Presente no lo ha inventado Jesús María Bustelo Acevedo, ni el Eterno Presente lo ha inventado a él: las jerarquías sólo existen en el mundo caduco, en la mentirosa realidad del tiempo. En el Eterno Presente no hay huevos ni gallinas, aunque sólo los valientes sepan volar en él. La lógica racional no es absurda ni deja de serlo en la Eternidad; lo curioso es que ya es absurda hasta para la propia razón. La lógica racional conduce a la locura, y la locura no existe... Por eso todos desembocamos en el Eterno Presente, la República Infinita del Amor, el Placer y la Alegría. No puede negarse ni confrontarse si no es tan sólo para aplazar su Verdad. El Eterno Presente ya ha vencido, perennemente, aunque en su Verdad no haya vencedores ni vencidos.
Jesús María Bustelo Acevedo
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