miércoles, 29 de junio de 2011

Dieciseis del Amor del Eterno Presente

Los días se suceden raudos en el Eterno Presente, aunque en esta Era siempre se tiene la ventaja de que continuamos en eso, en el Eterno Presente, sin que importe nada cuentas, cuentos ni estadísticas. Los Marcianos me hicieron una visita hace algunas madrugadas, así que les compuse un poema de bienvenida. En el Eterno Presente los Marcianos van y vienen a discreción, no hace falta que nadie fantasee sobre ellos para que se presenten. Pero los Marcianos no vienen de Marte, los de Marte son demasiado belicosos para el Eterno Presente así que no tienen sitio en esta nueva Era. Los llamamos Marcianos, pero no son más que Extraterrestres, como yo. A los Terrícolas no les gusta mucho esto del Eterno Presente, en realidad lo que les gusta es seguir sumergidos en sus convencionalismos; lo de gustar es sólo una forma de expresarse porque verdaderamente no son felices con ello, imposible que se sientan realizados interpretando esos personajes previamente confeccionados para ellos por agentes externos. Así que, aunque ahora imaginárselo les pese o les resulte inconcebible, en su momento no les quedará otra que abrazar al Eterno Presente. Lo bueno del Eterno Presente es que no tiene prisa alguna, dispone de toda la Eternidad; lo que es falso o incierto siempre debe apresurarse porque siempre dura lo que dura, y durado esto se termina. En el Eterno Presente sólo lo positivo y constructivo, aquello que nace del Amor, puede florecer y existir perennemente; a lo negativo, a lo destructivo, a las obras del desamor, no les queda otra que descomponerse, porque su mundo es el mundo del tiempo y el espacio, de lo breve, de lo efímero, de lo pasajero, caprichoso y programado. En el Eterno Presente existe plena Libertad, así que no existe nada de eso.

Jesús María Bustelo Acevedo

2 comentarios:

  1. Precioso como todo lo que escribes jesus
    un abrazo.ana

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  2. Muchas gracias, Ana, me alegro que te guste, que tengas un buen dia. Un abrazo. Jesús.

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