Amiga o amigo, perenne y mortal,
divino y humano, düal e infinito,
a veces ligero, a veces ahíto,
sencillo, complejo, profundo y banal.
Con una de arena, con otra de cal,
que abraza lo feo y en sí lo bonito,
lo triste, lo alegre, sagrado y maldito,
y siempre en la cárcel del bien y del mal.
Amigo o amiga, levanta tu vuelo
allende la perseverancia del duelo
que lleva a la culpa, que lleva al dolor,
que lleva a la muerte, que lleva, y no lleva
adonde el Eterno Presente te eleva
prendado del noble Poder del Amor.
Jesús María Bustelo Acevedo
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