Ya ha llegado el momento de dar descanso al amanuense, descanso para que pueda afrontar sus nuevas aventuras. Ya ha llegado el momento de que esta obra sobre la Vida, sobre el Infinito, sobre la Eternidad, es decir, sobre tu corazón, concluya donde empezó: Ahora y Siempre. Obviamente a los mortales no les interesan demasiado estas Memorias del Eterno Presente de la Vida; pero sabemos que finalmente vendrá a interesarles su propia Eternidad, pues gracias a ella podrán construir el Paraíso que sólo el Amor puede brindarles, ese Amor que es Riqueza para Todos y para Siempre. El Uno de la Fraternidad del Dos del Eterno Presente en todo el Mundo se sentirá su Advenimiento, a todos los corazones llegará la semilla de una nueva era, de esta Verdad que no puede expresarse con el verbo de los mortales, de este sentimiento de gozo infinito que nos ofrenda el Eterno Presente de la Vida... El Eterno Presente no está en las cumbres ni en la mente de los místicos, está en tu corazón, en tu familia, en tu trabajo, en tu voluntad... En tu Vida. Tú puedes hacerlos eternos si es que eternos los quieres. Cuando tu Fe está en la Vida, cuando tu Fe está en Dios (y no en la lotería que es la negación de la Vida y de todo tu Poder), entonces abrazas el Eterno Presente... Allá estaré yo: si alguien precisa de mí, que me busque en el Eterno Presente de la Vida. Hasta Ahora.
SINFÍN
Jesús María Bustelo Acevedo