lunes, 20 de agosto de 2012

Doce de la Belleza del Dos del Eterno Presente

Hola, Laver. ¿Qué tal va el mundo? Por aquí mucho cansancio, mucha calor y sobre todo mucha soledad. Es la amiga Tristeza, siempre celosa y amenazante y dispuesta a acecharte en cualquier recodo de la vida para chuparte toda la energía... Ah, disculpa, olvidaba que sólo soy un pobre mortal adicto a las mentiras del dolor, de la nostalgia, del fracaso y de las lágrimas; ya lo ves, Hali, soy como un sauce llorón, el más bello de los árboles, pero sólo en lo de la pena y no en lo de la belleza. Te he pedido un poco de ayuda y verdaderamente ha sido reconfortante recibir tu amable respuesta; no importa ahora que yo esperase otras cosas... Un poco de afecto y comprensión de parte de un superhombre excepcional como tú nunca viene mal. Bah, no me hagas caso, sólo bromeo: soy tan serio y sincero que siempre estoy de guasa. ¿Y tú, qué tal, Hali? No se ve mucho movimiento por tus montañas, a ver si resulta que tú estás más solo que yo. Disculpa mi malicia y acepta por favor toda mi gratitud por tus esfuerzos tan mal encaminados como consoladores en su noble propósito. Me parece, no obstante, poco razonable considerar como algo inútil y destructivo el sarcasmo. Cierto que hay sarcasmos cargados de hueco cinismo, negatividad y pesimismo sombrío; pero ¿cómo, si no con el sarcasmo, la brutal ironía o el cinismo más poético y enrevesado, íbamos a poder defendernos, reaccionar, ante el acoso continuo de los burdos desalmados apocalípticos (entiéndase, la gentuza)? Hali, no hay otra forma de responder que devolverles su misma moneda: lo que no te sirve, devuélvelo: lo que para mí es estiércol tan vez para ellos es un manjar (visto así, es incluso un acto de admirable generosidad)... Ya, ya, generoso es quien comparte lo que tiene, no quien da la mierda que le sobra como hacemos los "mortales", ahí llevas razón, sólo era un chiste. Hali, yo prefiero una Eternidad, una Eternidad llena de paz, de amor, de felicidad compartida y de todas las cosas buenas que se te puedan ocurrir... Pero mucho me temo que tan sólo dentro de tu cerebro pueden existir estas cosas sin sus reversos correspondientes: no hay cara sin cruz en este mundo, y para que algunos vivan por la cara siempre tiene que haber algún inocente que cargue con la cruz, y hasta muera en ella. Ah, ojalá no existiera el tiempo, claro que sí, yo también creo en la magia, sé que cuando soñamos el tiempo no existe, todo eso es muy bonito y hasta real en algún sentido. Pero el tiempo va pasando, pasando y pasando, tic-tac, tic-tac, tic-tac, y no sólo lo canta el reloj, que por supuesto que es sólo una máquina tonta inventada por el hombre: lo decretan nuestros corazones con su propia música... Sus latidos son nuestros pasos hacia la vejez, hacia la enfermedad, hacia el retorno al barro, a la nada... Hacia la muerte. Qué bueno que sepas tantas cosas, Hali; a ver si tú también te abres un poco y consigues aprender algo nuevo: nunca pienses que has agarrado la verdad definitivamente, porque en esta vida siempre nos queda algo (mucho) por aprender, y, como tu bien dices tantas veces, hasta un niño puede enseñarnos muchísimas cosas. Bueno, por último, me gustaría que me hablaras un poco más sobre esa confrontación en la que supuestamente vivimos de continuo todos los mortales, toda esa dualidad, disputa y defensa del ego que según tú nos separa de la Eternidad... ¿Cómo podemos superar, derrotar, trascender, al ego? ¿Acaso no es ego lo que somos? ¿No te parece que sólo hay dos opciones: ser ego o ser la nada? Pues ya te digo, Hali, yo elijo tu Eternidad, ¡pero no sin mi Ego! Por el momento es todo. Un abrazo. Cuídate. Dorian.

Jesús María Bustelo Acevedo

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