domingo, 3 de junio de 2012

Veinte de la República del Infinito del Eterno Presente

Es la Era de la desconfrontación, todo lo animado se desdualiza e integra gracias al Amor, a la Paz, a la Alegría, que encienden felices los corazones. Corazones sencillos y voluntariosos que siempre trabajan decretando la Vida. Su música ya no está en la carne, aunque la carne también sea un Presente de la Divinidad. Su Verdad no persigue los espejos, porque los espejos no existen en el Eterno Presente. Toda su Belleza absoluta no puede ser reflejada, como el vuelo de las águilas majestuosas entre esas cimas que abrazan las nubes, como el cariño de una madre, como el alma de un beso, el perfume de una flor, la poesía de la Vida... Como el Eterno Presente, toda su Belleza no puede ser reflejada, ni puede ser combatida, ni comparada, ni relativizada, ni embellecida ni desembellecida.... Ni siquiera puede ser nombrada. Las cosas eternas no tienen nombre ni se ven en los espejos. Son las Almas, la expresión de una fuerza creadora que está en todos nosotros y en cada uno por completo, el Milagro de la Vida en toda su Pureza.

Jesús María Bustelo Acevedo

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