Así es, ya no hay reinos, imperios ni monarquías en esta nuestra incomparable Era del Eterno Presente. Porque en él todos somos Grandes y "Aristócratas", todos somos el Mejor y albergamos gozosa Autoridad sobre el mundo. Ya no hay plebe ni tropa. Simplemente, así lo han decidido los ciudadanos de la República del Infinito en sus propios corazones, porque saben del valor inconmensurable de su Poder. El Poder y la Verdad siempre van de la mano, son en realidad una misma cosa; infrapoder, subpoder, despoder y otras herramientas de los reyes y súbditos mortales no existen en la Era de la Eternidad. Alguien prende la llama y el hogar calienta a todos los hermanos. Alguien disfruta de su vino y lo multiplica para todos. Alguien abraza un misterio y el misterio nos abraza a todos feliz. Todo el mundo que no es se deshace como una inocente pesadilla ante la verdad del Sol que nos amanece. Todo aquello que no es gozo no es nada ni existe nunca. Somos el Sol y somos el agua fresca. Somos las palabras y somos el silencio. Pero unas palabras que sólo expresan la ternura de los ángeles, un silencio donde suena toda la música del Infinito.
Jesús María Bustelo Acevedo
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