lunes, 16 de abril de 2012

Veintiocho de la Serenidad del Eterno Presente

La Serenidad evoca a la tarde, al anochecer, cuando todo reposa tras una jornada de feliz y provechoso trabajo, esa maravillosa bendición que nos da la vida, el mejor de los juegos. Jugar es crecer y expresar nuestra seriedad de la manera más divertida. Así como la danza es el mejor de los caminos, aunque aparentemente el bailarín no avance, es el trabajo el más grande de los juegos. Y la gratitud, la más perfecta de todas las oraciones. ¿Quién puede ignorar esto en el Eterno Presente? ¿Quién que no esté preso de la ansiedad, del deseo y la ambición enfermiza de los hijos del tiempo y del espacio? El Eterno Presente no es otra cosa que toda la Felicidad que en ellos se busca y que ellos te roban. Porque la Felicidad no se busca... ¿Cómo se puede buscar lo que ya se tiene, la Felicidad, el Amor, la Vida...? Aquel que danza, trabaja y se siente agradecido sabe que no hay otra Felicidad que la que ofrenda el Amor en el Eterno Presente.

Jesús María Bustelo Acevedo

No hay comentarios:

Publicar un comentario