domingo, 12 de agosto de 2012

Cuatro de la Belleza del Dos del Eterno Presente

El deporte mal entendido es la confrontación convertida en juego, pero en este tipo de pseudojuego todos pierden. Era imprescindible en el mundo dual de los mortales dotarlos de los elementos que garantizan una total desactivación de sus infinitas posibilidades, y eso que llamaban "deporte", la idea de que tu hermano tiene que perder para que tú des saltos de alegría por conseguir la victoria (¿qué victoria es esa que sólo se entiende por la derrota de tu igual?), es una de las principales herramientas en la consecución de sus objetivos. Entonces queda inoculado en tu cerebro que el mundo y la verdad son algo muy pequeñito, tan pequeñito que se acaba y comienza con las lágrimas de tu hermano que son las carcajadas tuyas. Sin embargo, en el Eterno Presente ya no queda ni un ápice de toda esa miseria espiritual. El verdadero deporte (etimológicamente: divertirse, reposar) consiste en compartir el triunfo de la alegría, sentir en nuestras almas que el oropel de las medallas y las preseas ya no puede encadernarnos a lo mortal; abrazar la Eternidad, que es abrazar el Amor. También en el Eterno Presente tenemos nuestros Juegos, los Juegos Eternales. Danza, Música, Poesía, Pintura, Teatro, Zarzuela, Flamenco... Porque el Arte es el verdadero Deporte. Lo demás es sólo ego y confrontación. Claro que hay arte y belleza en las danzarinas del mar, en las artistas del tatami, en ese fuego incandescente que simboliza lo que nunca acaba ni termina (la Eternidad)... Son los destellos de la Inmortalidad que siempre te abrazan cuando te olvidas de lo que no eres, y lo que no eres es dolor, fracaso, frustración, culpa, miedo o resentimiento, residuos de un mundo viejo y caduco cuyo único destino es desaparecer... El deporte de los mortales es sólo confrontación, igual que sus banderas con las que engalanan sus falsos triunfos. Mas si es negatividad para quien lo ejerce, ¿qué decir de quienes pasivamente lo contemplan? Gracias al deporte mediático se inocula en sus cerebros la necesidad de combatir, de derrotar al hermano... El mensaje es: "tu bien es el mal de tu rival". Porque los mortales no entienden de fraternidad, sino de rivalidad y competencia. Imponen su sucia o limpiada para separar a las personas (triunfo o derrota; bien o mal; placer o dolor; lo propio o lo ajeno...), como si nuestras almas no estuvieran juntas en la Eternidad. Pero en el Eterno Presente no hay oes ni íes ni ays ni uys que puedan separar las almas inmortales. Así que en esta nuestra primera Eterníada también preparamos nuestros Juegos, juegos de Amor, Paz, Alegría y Triunfo para todos, y nuestro estadio es todo el Infinito, toda la Eternidad, para danzar entre las estrellas con las hermanas y los hermanos, para ofrendar los versos más alegres esta noche y todas las noches, para reír un día y un año y muchos años y toda la vida y toda la Eternidad con los imprescindibles, para vestir el Amor y la Amistad de todo lo que se nos ocurra con la bendición, con la transparencia, con la Belleza del Eterno Presente.

Jesús María Bustelo Acevedo

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