lunes, 27 de agosto de 2012

Diecinueve de la Belleza del Dos del Eterno Presente

Tan sólo la República del Infinito permanece eternamente. Porque es la República del Amor y de la Libertad. No es la nada ni es el ego, porque tú no eres ningún ego, sino que el ego es lo que nunca eres, lo que nunca has sido y lo que nunca serás... Hola, Dorian, ¿cómo va todo? Muchas gracias por tu carta. Ya veo que estás empeñado en poner fin a mis Memorias del Eterno Presente, así que me temo que tendrás buenas noticias al respecto en muy pocas semanas. Dorian, yo soy el tonto que pone la velita al lado del Sol, y así será siempre mientras al Sol no le enfade; seguro que hay alguien en este mundo a quien le gusta mi vela. El mundo viejo, Dorian, el mundo que no existe cuando vivimos en la Verdad (en el Eterno Presente de la Vida) es el mundo de la confrontación; nuestro epistolario es un símbolo de esta confrontación, por lo tanto te resultará imposible negar esta evidencia confrontándote conmigo permanentemente (es decir, confrontándote contigo mismo, pues quien soy yo para ti no lo he creado yo: es tu propia creación, expresión de ti mismo y de tu poder de crear). Ah, poder de crear, ¿por qué no lo utilizaremos para construirnos el Paraíso que tanto nos merecemos y que tan sencillo resultaría si tan sólo fuéramos Amor? Claro que sí, tú también sabes y puedes construirte tu Eternidad, sin embargo eso no es posible hacerlo sin Amor: debes andar entre todos esos hombres que tan poco dignos de aprecio te parecen y saber que todos ellos son también hijos de Dios... Es más, son hijos de Ti Mismo, pues tú eres el dios que los creas así cuando no eres ese Amor que de verdad eres, ese Amor que es tu verdadera identidad, Amor y Libertad... El ego es de los mortales, Dorian, y el Espíritu Santo que mora en tu interior (es decir, arriba en el Infinito) es de la Eternidad, ella lo tiene y ella lo es, pues ser y tener son lo mismo en el Eterno Presente. El Paraíso podría estar ahora con nosotros, ya mismo, y unas pocas palabras del pobre lenguaje de los mortales tienen la clave, sencilla y profunda: El Amor es Riqueza para Todos y para Siempre. Un abrazo. Laverhali.

Jesús María Bustelo Acevedo

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