sábado, 28 de julio de 2012

Diecisiete de la Alegría del Dos del Eterno Presente

El que algo tenga una explicación racional no significa que otra posible interpretación no sea igualmente válida. Los mortales, los muertos, precisan siempre de una explicación única, concreta y excluyente (eso de confrontar y excluir es lo propio de lo caduco). El Eterno Presente, como Walt Whitman, se contradice y alberga multitudes: que la razón pretenda ilustrarnos sobre la Vida es como si un caracol quisiera ilustrar a todo el Universo, aunque un simple caracol pueda ser un gran maestro para cualquier mortal. Quien contemple al caracol como una impresionante expresión de la Vida comprende lo que es orar (rezar, decir, comunicar). La Oración es la Vida perenne en el Ahora (la Ahoracción). En la segunda lección del Curso de Eternidad abrazamos el tema de la Oración. El mortal piensa que orar es perder el tiempo. Es cierto: tiempo es lo único que tiene el mortal, luego es lo único que podría perder. Pero en la Eternidad, la Oración (la Ahoracción, la Acción en el Ahora) es la Vida plena, auténtica, transparente e infinita; porque la mejor Oración es la propia Vida: tu Vida es una Oración. La Oración no tiene por qué ser quietud, danzar es también una preciosa y fecunda forma de orar: al danzar y danzar descubrimos que es la Vida la que baila con nosotros, la que baila en nosotros. La meditación equivocada pretende domeñar la mente, pero, cuidado, la mente no es ninguna enemiga, es nuestra gran aliada. Gracias a ella podemos comunicarnos, expresar nuestros afectos y, paradójicamente, es la herramienta que nos permite "crecer" (verdaderamente no hay nada que crecer, pues ya lo somos todo en el Eterno Presente, sólo es preciso implementarlo con la Ahoracción). Aún así, sin la meditación no podría el humano liberarse de su prisión de mortalidad. Podemos meditar sentados, como los orientales, con los ojos entornados o cerrados (para ver mejor), y podemos meditar en nuestro trabajo (todo el mundo trabaja, aunque algunos no sean remunerados. Las palabras "parado" y "desempleado" son insultos) en la medida en que nuestra labor nos lo permita (el trabajo también es una oración, y una bendición); también podemos meditar cuando caminamos, cuando estamos en soledad o en compañía (esta es la gran oración); cuando las cosas "vayan mal" (porque sabemos que todo y siempre va bien cuando abrazamos gozosos la Ahoracción); podemos meditar escuchando buena música (la música es la Eternidad disfrazada de tiempo; también el Eterno Presente tiene derecho a su Carnaval); podemos meditar cuando hacemos el amor (con lo cual lo disfrutamos más: la sexualidad es algo sagrado y sólo una tortura para quien no lo sepa); podemos meditar en la disputa y eso nos hace ver que es sólo una mentira (por eso los mortales pierden el tiempo disputando, que es lo único que pueden perder)... Y podemos meditar en la Alegría, porque la verdadera Oración es siempre Alegría.

Jesús María Bustelo Acevedo

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