Tierna y eterna es nuestra Mente, la auténtica. Ella no sabe de pensamientos, ni de programas, ni de condicionantes. Es perenne y es infinita, nada hay que se le escape ni ella deja de escapar a nada. Alberga todos los caminos, esos que jamás comienzan y que nunca terminan. La mente pequeña y sometida jamás puede comprenderla, como la letra eme no puede entender ni expresar el alfabeto del que forma parte. Nunca engaña y sólo lo hace quien piense lo contrario. Y tiene todas las respuestas, aunque no exista ninguna pregunta.
Jesús María Bustelo Acevedo
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