viernes, 20 de abril de 2012

Cuatro de la Ternura del Eterno Presente

Me ha visitado una mujer, una mujer especial, diferente. Una mujer igual que todas las mujeres. La mujer por antonomasia. Una diosa... No, no una diosa... La Diosa, Dios mismo en su expresión femenina. En fin, un personaje común, sencillo, sin mayores pretensiones... La Razón de la Vida, la Virgen de la Verdad. Virgen porque es inmaculada, auténtica, puente, génesis, origen y maestra. Una misionera del Amor que nos enseña a gozar del placer de la vida... Me ha visitado y está siempre conmigo, risueña y feliz. Es como una niña con alas que juega entre las estrellas con los corazones que bailan en el Infinito. Y necesita tan poco para ser dichosa, sólo esa expresión serena con la que contemplas la vida con entusiasmo, con esa alegría que nadie puede borrarte porque es auténtica y espontánea, como el corazón de esta Diosa.

Jesús María Bustelo Acevedo

No hay comentarios:

Publicar un comentario