viernes, 6 de abril de 2012

Dieciocho de la Serenidad del Eterno Presente

La perenne, serenísima presencia que me abraza deja en mi alma toda la música que ha vencido al tiempo brindando a mi alma una verdad superior. Y todo ello habla Amor, el Amor de la inocencia de la infancia más límpida, de las alas de los ángeles que sólo admiran los ángeles, de la pureza de la flora y de la fauna visible e invisible y todos aquellos que habitan las dimensiones de la Eternidad. Siempre somos esos recién nacidos porque esos recién nacidos habitan siempre en nuestros corazones, esos que juegan con las estrellas; y siempre lo somos porque nunca hemos nacido y nunca moriremos.

Jesús María Bustelo Acevedo

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