lunes, 12 de marzo de 2012

Veintiuno de la Sabiduría del Eterno Presente

La Sabiduría más grande es la Alegría espontánea del propio corazón, cuando sabe que no está dentro de una caja, sino en cualquier parte del Infinito y en todas a la vez. Para la Verdad no hay tiempo ni hay espacio, puesto que estos son mentiras, aunque también las mentiras sean de verdad para quienes no viven en la Verdad. En el Eterno Presente no hay verdad ni mentira, porque ya no existe esa dualidad, todo aquello que afirmamos, sea o nos parezca bueno o malo, es también afirmación de su oponente y contrario: nada hay más distinto a ti mismo que la imagen que el espejo te devuelve de ti, y sin embargo, en nuestra ilusión, los vemos iguales. En el Eterno Presente tampoco existe la alegría, la alegría que precisa de su tristeza para poder ser... Y a pesar de eso, todo en sí es Alegría. En el mundo oriental de los seres terrenales, también los hombres sonríen sin motivo ni razón aparente... ¿Acaso necesita la risa alguna excusa cuando las lágrimas jamás la tuvieron? Y sucede porque ellos sí han percibido, aunque fuera en un esbozo, esa verdad de la Alegría. No obstante, se trata sólo de una alegría monocolor, de ahí su semejanza uniforme en todas sus manifestaciones. La Alegría es también un material de creación para esos dioses dormidos que llaman seres humanos.

Jesús María Bustelo Acevedo

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