jueves, 29 de septiembre de 2011

Veinticuatro de la Danza del Eterno Presente

Dios nos hizo Creadores: a su imagen y semejanza; y no hay más demonio que quien niegue este poder natural del ser humano, esta capacidad de construírnos, como Dios nos encomendó, nuestro Paraíso, nuestro propio, común, eterno y verdadero Paraíso donde el temor, la malicia, la negatividad y todo aquello que nos empequeñece, nos separa y nos hace desgraciados esté perenemente desterrado. Así es el Eterno Presente, el Presente de la Eternidad. No es palabra de poetas ni de filósofos, no son laberintos que nos separan de la simplicidad de la Naturaleza, es nuestra verdad más desnuda y ajena a los velos superficiales que nos ofrecen una realidad aparente y adulterada, justamente lo que no somos y gran error es descubrir esos velos que no son más que una ficción, porque tras ellos no hay nada. La única verdad grande descubierta y por descubrir es la alegría, el trabajo, la esperanza, la energía y la fe que se entrega en el infinito ahora, en nuestro Eterno Presente.

Jesús María Bustelo Acevedo

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