viernes, 26 de agosto de 2011

Diecisiete de la Belleza del Eterno Presente

La Belleza es la Verdad, como bien dijo Keats. La Verdad no existe, la Verdad es relativa, la Verdad se contradice, la Verdad es siempre inabarcable... pero sólo para quien lo vea así, mas no para quienes viven en el Eterno Presente, porque ellos son la Verdad. Verdad es abrazar al Infinito y liberarlo en un beso de amor para que siga gozando de su danza perenne. La Verdad es la Libertad, la que "nos hace libres". Cada cual tiene su verdad, pero son verdades de mentira. En la República del Infinito no tenemos ninguna verdad: somos la Verdad. No hay Verdad sin Amor, porque el Amor es la Verdad de la Vida; donde hay Amor, sólo existe la Belleza. La Belleza es la Verdad, la Verdad la Belleza. Verdad es comprender la pureza de la Alegría y llenar todos los corazones del Universo con tan sólo una pequeña sonrisa. Cuando nace la Alegría, la Eternidad se despereza. La Belleza es la Paz, la Quietud, la Serenidad, todo aquello que sólo en la acción permanente encuentra su verdad. Belleza es Creación, y en la prehistoria, en el reino del tiempo y el espacio, hubo quien creó una salida a esa cárcel de mentiras y lo llamó el Eterno Presente, aunque siempre lo haya estado. Y la Belleza es saber que la Verdad no precisa de soldados ni jerarquías, como si fueran los errores de antaño que de ellos se alimentaban. La Belleza es Bondad, y es Fortaleza, pero no un castillo para protegerse, porque sólo las mentiras precisan de protección. La Fortaleza es bañar el alma en la Belleza de la Verdad, en la lágrima de un ángel, en la sonrisa de un niño, en las alas de la Alegría.

Jesús María Bustelo Acevedo

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