lunes, 21 de noviembre de 2011

Veintiuno de la Libertad del Eterno Presente

Gracias a Dios y gracias a la Libertad, bajo la égida de cuyo matrimonio no hay vaivén que nos amenace. Si Dios reina allende las estrellas, en las del alma infinita de los hombres siempre rige impertérrita la Libertad. Y esa gran Libertad nos hace reyes y señores de nuestro ser. No, la Mente no es la gran enemiga, sino la gran herramienta, y las herramientas no hacen daño nunca, sino tan sólo aquellos que no hacen uso adecuado de ellas. La Mente es nuestra gran aliada, con ella caminamos victoriosos porque como diosa que responde a nuestras ofrendas y alabanzas siempre dibuja su sonrisa en nuestros corazones. Quien se entrega al lamento le es infiel a la Mente. Y sin esa Mente divina, nuestra gran reina, esa que no entiende ni de suerte ni de reparaciones, la Libertad, no puede alzar las alas desde la cuna de los sueños. La gran virtud de la Libertad es precisamente aquella que engalana a este gran Presente que es la Vida, la Eternidad.

Jesús María Bustelo Acevedo

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